En estos días, Brasil se transformó en el segundo país del mundo con más muertos por COVID-19, sólo adelantado por Estados Unidos, y es el origen de una la cepa Manaos, una nueva variante del virus que asola al planeta desde hace más de un año.
Por este motivo, desde el gobierno Nacional, y toda la comunidad científica, desaconsejan realizar viajes al exterior si no son esenciales, especialmente al país hermano. Ya que viajar aumenta las posibilidades de contraer y propagar el virus.
En este contexto, de todas formas, a diario, cientos de turistas, que ya tenían paquetes prepagos, siguen partiendo desde Ezeiza a las playas brasileras.
Lo que hay que saber
Como se dijo, Brasil es uno de los países más afectados por la pandemia y tiene el segundo número de muertos más alto del mundo, solo superado por los Estados Unidos, y la variante brasileña de COVID-19 se está extendiendo rápidamente por todo el mundo y se cree que es más contagiosa.
De todas formas, el gobierno de Brasil ha estado conocidamente relajado sobre la pandemia, y eso incluye el control fronterizo. Tras un breve cierre en 2020, las fronteras ahora están abiertas, incluso a casi todos los turistas, para estancias de hasta 90 días. Sólo están excluidos los visitantes británicos, ya que Brasil prohibió los vuelos hacia y desde el Reino Unido desde el anuncio de la variante británica de COVID-19, y nadie que haya estado en el Reino Unido en los últimos 14 días puede ir, excepto los residentes, familiares de ciudadanos brasileños y algunos viajes de negocios.
Si se viaja en avión, antes de abordar, todas las personas que quieran llegar a Brasil deben presentar una prueba de PCR negativa realizada dentro de las 72 horas y un formulario de declaración de salud del viajero a su aerolínea antes de abordar (la aerolínea distribuirá el formulario).
Las fronteras terrestres y marítimas están cerradas a los no residentes, a menos que estén en ruta para volar a casa. En ese caso, los viajeros deben obtener autorización con anticipación, presentar una nota de su propia embajada o consulado que autorice su cruce en la frontera, mostrar el boleto de avión y dirigirse directamente al aeropuerto.
Tampoco hay cuarentena a la llegada; incluso para aquellos con síntomas la cuarentena es voluntaria.
La situación sanitaria brasilera
A lo largo de la pandemia, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, criticó el uso de máscaras y amenazó a los gobernadores que adoptan medidas de confinamiento, en un país que ha tenido más de 12 millones de casos y más de 300.000 muertes.
En casi todos los estados de Brasil, las tasas de ocupación en las unidades de cuidados intensivos (UCI) son del 80% o más. Algunos de ellos están al 90% o más, y algunos han superado el 100% de ocupación, lo que los ha obligado a rechazar a algunos pacientes.
El país está ahora en las garras de una nueva ola, y los científicos han dicho que el país se encuentra en su peor estado hasta ahora.
Manaos, la capital del estado de Amazonas en la región amazónica, ha sido terriblemente golpeada, con hospitales que se quedaron sin oxígeno en enero. Se cree que la variante brasileña surgió ahí, después de que se pensara incluso que el área podría haberse acercado a la inmunidad colectiva.
Brasil actualmente ha vacunado completamente al 1,74% de la población.
El gobierno brasileño ha hecho poco para limitar la propagación a nivel nacional, pero los estados individuales han introducido medidas: el estado de São Paulo, por ejemplo, cerró todo lo que no fuera los servicios esenciales para Navidad y Año Nuevo, y Minas Gerais también impuso severas restricciones.
Actualmente existen restricciones de confinamiento en Río de Janeiro, Brasilia y São Paulo, todas con la oposición de Bolsonaro, pero introducidas por las autoridades locales. Las restricciones varían en cada área, por lo que vale la pena verificar el estado actual del sitio en particular antes de ir.
